«L’amour toujours” es una alegre canción que Gigi d’Agostino catapultó a las listas de éxitos en la década de los 2000. Para indignación de su autor, que no ha dado su consentimiento para ello, este clásico ha recibido una nueva letra. Según la Fundación Amadeu Antonio, la canción forma parte de la banda sonora de una nueva generación de ultraderechistas desde hace más de un año.
Recientemente se viralizó un video de Tiktok, grabado en la isla vacacional de Sylt, en el que jóvenes vestidos con ropa cara coreaban consignas como «Extranjeros fuera” y «Alemania para los alemanes” al son de esta música. Uno de ellos hizo incluso el saludo hitleriano, gesto prohibido en Alemania.
El «movimiento identitario»
Ya a principios de la década de 2010, los líderes del llamado «movimiento identitario» reconocieron que el racismo y el radicalismo de derecha no son exclusivos de una determinada escena, sino que tienen muchos rostros. El «movimiento identitario» surgió en Francia y se extendió por Alemania, Reino Unido, Austria, Suiza y Dinamarca a finales de 2012.
Se presentaba bajo la apariencia de un movimiento juvenil moderno y moderado que empaquetaba su ideología de derechas con tanta habilidad, que al principio pasó desapercibido.
Twitter, Facebook y YouTube fueron sus canales de distribución, con videos atractivos que captaban el zeitgeist y los gustos de los jóvenes. Desde entonces, el movimiento identitario ha sido clasificado por la Oficina Alemana de Protección de la Constitución como de «extrema derecha».
Un lobo con piel de cordero
El partido de derecha AfD está representado en el Bundestag alemán y cuenta con un número creciente de simpatizantes. A pesar de estar vigilado por la Oficina Federal de Protección de la Constitución y de que algunos de sus políticos regionales han sido etiquetados como claramente de extrema derecha, el partido no pierde popularidad.
La AfD utiliza medios sencillos para dar que hablar, por ejemplo, provocar y romper tabúes para después echarse atrás. O recurre al método del «lobo con piel de cordero”: mostrar amabilidad, fingir comprensión hacia el otro bando para luego atizar un golpe. La polarización o la inversión entre agresor y víctima también son otras de sus tácticas, por ejemplo la contraposición entre la población rural, supuestamente sencilla, y la élite rica de las grandes ciudades.
Muchos jóvenes votarían a la AfD
La AfD y su organización juvenil, llamada «Junge Alternative” (Alternativa joven), ven en la cultura juvenil un gran potencial para atraer nuevos votantes. La mayor parte de esta captación tiene lugar actualmente en las redes sociales, con la plataforma TikTok a la cabeza.
En Alemania hay más de 20 millones de usuarios de TikTok, la mayoría adolescentes. Aquí es donde los populistas de derecha difunden sus mensajes a una velocidad pasmosa. Lo hacen con música, memes, emojis y humor.
Una característica de TikTok lo hace especialmente interesante para lograr sus objetivos: los usuarios no tienen que buscar explícitamente los contenidos, sino que las publicaciones propagandísticas se cuelan en sus timelines. Cuanto más gustan, más rápido se difunden. Este patrón lleva años funcionando y está llevando a los futuros votantes a los brazos de la derecha. Según el estudio de tendencias «Juventud en Alemania”, el 22 por ciento de los jóvenes de 14 a 29 años votaría a la AfD.
No se sienten escuchados
No hay que ir muy lejos para conocer las razones. Durante décadas, los partidos tradicionales no han escuchado a los jóvenes. Esto se refleja no solo en una política educativa, que va por detrás de la evolución social debido a la falta de personal, sino también en decisiones políticas locales, como el cierre de centros juveniles. Los jóvenes tienen a menudo la sensación de no ser escuchados por la mayoría de los partidos.
Y aquí es donde aparece en escena la autoproclamada «nueva derecha”, fingiendo comprensión y cooperación. El término «nueva derecha” transmite por sí solo modernidad y frescura, sin hacer referencia a sus orígenes: la idea nacionalsocialista que condujo al Tercer Reich y al asesinato de millones de personas. Con un zeitgeist moderno y un fino sentido del olfato, la nueva derecha incursiona en las subculturas juveniles y aprende a hablar su idioma.
Secuestro de conceptos y música
Una vez que un partido como la AfD ha conquistado para sí uno de estos espacios prepolíticos, puede determinar el contenido y el discurso. Lo consigue, por ejemplo, cuando términos del contexto nacionalista de derecha étnica o racista se convierten en aceptables al utilizarse cada vez más en el lenguaje. El ejemplo más reciente es la palabra «remigración”, de la que se ha apropiado la AfD para describir sus demandas de «extranjeros fuera”.
Algo parecido ha ocurrido con la canción de Gigi d’Agostino que ha sido reescrita: cada vez que se reproduce en cualquier lugar, los eslóganes nazis afloran. La cobertura mediática hace ahora que la canción sea aún más famosa: cuando se la ha oído unas cuantas veces, es fácil abrir la boca y cantar con ella.
Primero a puerta cerrada y luego, cada vez más, como algo natural, todos la cantan, como en el elegante pub de Sylt, donde corear eslóganes racistas era, según los implicados, «solo” una diversión inofensiva.
Fuente: DW –