14 mayo, 2024 12:33
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La historia de los pañuelos blancos de las Madres de Plaza de Mayo

El pañuelo blanco es el símbolo más importante de las Madres, «símbolo de lucha, de resistencia, de amor y de compromiso con la Patria», explicaron en la entrega del pañuelo a León Gieco. Cada entrega del Pañuelo de las Madres es una forma de agradecer el trabajo realizado, reconocer el compromiso, la trayectoria de vida de diferentes referentes del arte, la cultura, la política. 

En un principio portaban en sus cabezas un pañal que habían usado sus hijos desaparecidos, y luego comenzaron a lucir pañuelos con los nombres de ellos en las marchas que realizaban todos los jueves desde hace 47 años.

Según han contado las Madres en varias oportunidades, el uso del pañuelo blanco fue una forma de identificarse en una multitudinaria peregrinación a Luján y una manifestación de derechos humanos.

Taty Almeida

En ese entonces, quisieron identificarse ante la gran cantidad de gente que iría a la marcha. Como algunas mujeres estaban con sus nietos, bebés de los hijos secuestrados, una de las madres propuso usar los pañales de tela de los nenes a modo de pañuelo. Las que no tenían nietos también utilizaron pañuelos blancos hechos a partir de los pañales.

En su entrevista con Bernarda Llorente, en Télam, Taty Almeida recuerda que «por supuesto, nosotras pedimos por los 30.000. Las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora decidimos que dejaran de ser NN y que tuvieran nombre y apellido. Por eso, cada Madre le pone al pañuelo él o los nombres de sus hijos y la fecha de desaparecidos. Esta es la historia del pañuelo blanco que, como dije, ha recorrido el mundo.

Cuando salió el pañuelo verde, fantástico, que representa a toda esa juventud que realmente pedía y logró la ley del aborto, alguien dijo que se habían teñido los pañuelos blancos. De ninguna manera. El pañuelo blanco es el pañuelo blanco. Y el pañuelo verde es el pañuelo verde. Esa es la historia».

Esa fue la forma más profunda y directa que tuvieron las Madres para pedir por la aparición de sus hijos.

«Las mujeres del pañuelo blanco» fueron capaces de pedir por ellos frente a un millón de personas delante de la basílica de Luján, entre rezos y lágrimas.

Ese pañuelo sirvió para pedir, gritar y luchar por ellos. En esa marcha nació un símbolo imposible de ignorar y dio comienzo a una historia que hoy continúa en todos y cada uno de nosotros.

La historia de la entrega del pañuelo, recuerda Demetrio Iramain, comienza de algún modo en 1998, cundo la banda irlandesa U2 vino a Buenos Aires, y Bono invitó a las Madres al escenario. «Ese mismo día se había intentado anular las leyes de Punto Final y Obediencia Debida en el Congreso, había cierta esperanza. Pero finalmente ni siquiera lograron el quorum, ni las dejar entrar al Congreso a las Madres. En el medio cambiaron anulación por derogación, de modo que cualquier cambio operaba hacia adelante, no en lo ya actuado. Después de ser tan maltratadas, el mismo día, U2 las invitó al escenario en River, mientras cantaban «Mother». Fue un momento muy fuerte. Y Hebe, sin que sea planeado, se saca el pañuelo y se lo da a Bono. Fue la primera vez que, espontáneamente, las Madres entregaron el pañuelo. A partir de ahí, instituyeron la entrega como su mayor símbolo», repasa.  

Estaba previsto entregarle el pañuelo a León antes del fallecimiento de Hebe de Bonafini.

Hebe de Bonafini (Ensenada, 4 de diciembre de 1928-La Plata, 20 de noviembre de 2022). Conflictiva, controvertida, sin pelos en la lengua y, en ocasiones, incómoda, Hebe representó toda una época de la militancia activa de las Madres.

Lo retoman ahora las Madres Pina, Visitación, Carmen, Irene, Sara, todos y todas las que hacen el ECuNHi (Espacio Cultural Nuestros Hijos), quienes militan en la Asociación, en la Universidad de las Madres. «Hebe no está pero la lucha sigue, y seguirá en las nuevas generaciones. Y el pañuelo sigue siendo el símbolo más potente de la lucha y la democracia argentina», explican.

León Gieco recibe el pañuelo simbólico de las Madres de Plaza de Mayo

«Ese pañuelo tiene escrito el proceso de socialización de la maternidad que es una de las claves de la lucha de las Madres», agregan sobre la consigna «Aparición con vida de los desaparecidos. Asociación Madres de Plaza de Mayo», el bordado que usan desde hace varios años, del que históricamente se encargaba la Madre Rosita de Camarotti, ya fallecida. Tiene escrita, también, una historia que comenzó cuando la tela era la de un pañal, todavía en dictadura. «La dictadura empezó a morir el 1° de junio de 1978. No se dieron cuenta de que una cámara holandesa captaba el grito de las Madres, y que ese grito comenzaba a dar vueltas al mundo», recordó Gustavo Campana.

Bordado, pensado y elegido por las Madres, el pañuelo condensa una historia de lucha, la historia de la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Y también la historia de un país. 

Horacio González, Susana Rinaldi, Teresa Parodi, Dilma Rousseff, Rafael Correa, la directora de Página/12 Nora Veiras, Víctor Hugo Morales, el titular del grupo Octubre Víctor Santa María, Alejandro Kaufman, Daniel Catalano, Walter Correa, Roberto Baradel, Amado Boudou, los Curas en Opción por los Pobres, son algunos de los que recibieron este reconocimiento antes. Y también el Papa Francisco, a quien Hebe le llevó el pañuelo al Vaticano.

Nora Cortiñas

Norita no se involucraba en política

Nora Cortiñas no se involucraba en política pero tampoco era ajena a la represión. Escuchaba que hombres vestidos de civiles entraban a casas, colegios, hospitales y fábricas y se llevaban a militantes como Gustavo.

Cuando supo que mataron a varios de sus compañeros y apresaron al hermano de su nuera, Nora y su marido plantearon a su hijo que saliera de Argentina, pero él y su mujer se negaron. ¿Dejar su país por sus ideas? Por favor.

La última vez que vio a Gustavo fue un domingo de Pascua. Nora lo despidió en la parada del autobús y a los pocos días, tras salir de casa rumbo al trabajo, desapareció.

“Cuando se llevaron a mi hijo, el 15 de abril de 1977, salgo a la calle a buscarlo y me voy encontrando con otras madres que también les habían secuestrado a los hijos”, dice la Madre que el 22 de marzo cumplió 94.

“Todavía nos encontramos en la Plaza de Mayo. Caminamos media hora y recibimos denuncias de otras cosas que van pasando, de otros secuestros y otras torturas. Vamos compartiendo con otras madres todo este dolor que sigue en cada casa”.

Fuente:  APNews – Télam – CAM – Página12 (Karina Micheletto) – El Economista – Propias

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