El jueves por la noche, después de que se difundiera la noticia de los cargos, la oficina del fiscal de distrito confirmó que Trump había sido acusado y que los fiscales se habían puesto en contacto con el abogado de Trump para coordinar su entrega. Dos personas con conocimiento del caso dijeron que se esperaba que Trump se entregara y enfrentara la lectura de cargos a principios de la próxima semana, momento en el que se revelarán los cargos específicos.
Por décadas, Trump ha logrado evadir las acusaciones penales a pesar de un constante escrutinio y repetidas investigaciones, lo que creó cierta aura de invencibilidad legal que esta acusación formal ahora amenaza con romper.
Pero a diferencia de las investigaciones que surgieron durante su periodo en la Casa Blanca, este caso se basa en un sórdido episodio que precede a la presidencia de Trump. La estrella de telerrealidad convertido en candidato presidencial, que conmocionó a la clase política al ganar la Casa Blanca, enfrenta las consecuencias del pago de un soborno monetario a cambio de silencio para acallar un escándalo sexual en los últimos días de su campaña presidencial de 2016.
Durante semanas, la atmósfera alrededor de la fiscalía parecía la de un circo. Pero el fervor se había calmado en los últimos días, y este jueves, las inmediaciones del recinto estuvieron más vacías.
Trump ha negado una y otra vez haber cometido algún delito y ha atacado a Bragg, demócrata, al cual ha acusado de liderar una persecución con fines políticos. También ha negado haber tenido un amorío con la actriz pornográfica, Stormy Daniels, quien había estado tratando de vender su historia de una cita con Trump durante la campaña presidencial.
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Trump siempre se ha referido a la investigación como una conspiración mayor promovida por sus oponentes políticos. Aunque insultó a Bragg, optó por culpar a su sucesor en el Despacho Oval. “Creo que esta caza de brujas será contraproducente para Joe Biden”, dijo.
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El testigo principal de la fiscalía es Michael D. Cohen, antiguo colaborador de Trump que pagó los 130.000 dólares para que Daniels guardara silencio. Cohen ha declarado que Trump le dio la orden de sobornar a Daniels, y que Trump y su empresa familiar, la Organización Trump, ayudaron a ocultar toda la situación. Los registros internos de la compañía identificaron de manera falsa los reembolsos como gastos legales, lo que ayudó a ocultar el verdadero propósito de los pagos.
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Aunque todavía no se conocen los cargos específicos, los abogados de Bragg se han centrado en ese soborno y en los falsos registros creados por la compañía de Trump. No hay garantías de que se produzca un fallo condenatorio: el intento de combinar un cargo relacionado con los registros falsos con una violación de las leyes electorales en relación con el pago a Daniels estaría basado en una teoría legal que no ha sido evaluada por ningún juez, lo que incrementa la posibilidad de que un tribunal pueda desestimar o limitar los cargos.
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La acusación formal, producto de una investigación de casi cinco años, inaugura una fase nueva y volátil en la vida de Trump después de la presidencia, en un momento en el que intenta por tercera vez ocupar la Casa Blanca. Además, podría hacer que la contienda por la candidatura republicana —la cual lidera en la mayoría de las encuestas— incursione en un territorio desconocido.
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Bragg es el primer fiscal que acusa formalmente a Trump. Es probable que se convierta en una figura nacional, y tendrá que lidiar con una agresiva atención política.
Maggie Haberman colaboró con este reportaje.
Fuente: New York Times