28 marzo, 2024 05:25
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Pajubá, el dialecto de las mujeres trans brasileñas

Por JOAN ROYO GUAL

 

“El pajubá era muy útil, salvó muchas vidas”, asegura convencida Jovanna Baby, con varias décadas de activismo a sus espaldas. Recuerda la noche en que se prostituía en las calles del centro de Vitória, en el sureste de Brasil, cuando fue sorprendida por una redada policial. Era 1978, en plena dictadura militar. “Los policías llegaban de repente en autobuses y era muy peligroso. Ese día organizamos una estrategia boca a boca con un mensaje: ´Os alibãs vão acuendar uó´ (‘Los policías vienen a detenernos’). El aviso de alerta se extendió rápidamente y ese día no consiguieron llevarse a nadie. Las que lo entendían consiguieron salvarse, porque se escondieron en los hoteles”, recuerda Baby orgullosa.

Los orígenes del pajubá (o bajubá en algunas regiones de Brasil) son muy nebulosos, pero está claro que es callejero y nocturno. Se suele decir que nació en los sesenta y setenta, durante la dictadura militar brasileña, como una respuesta del colectivo LGTBI a la represión, sobre todo en el caso de las mujeres trans que trabajaban en la calle y sufrían palizas y detenciones arbitrarias a diario. Pero su origen es muy anterior, ya que la mayoría de palabras se tomaron prestadas del yoruba-nagô, que llegó a Brasil con los primeros africanos esclavizados. El batiburrillo de palabras y expresiones sueltas que usaban Baby y sus compañeras acabó configurando una especie de dialecto que servía para despistar, tanto a la policía como a clientes potencialmente peligrosos.

Dicionário Pajubá: conheça alguns dos termos populares entre LGBTs

La mayoría de términos, muchos de ellos muy diferentes del portugués, están asociados a los ambientes de marginalidad al que se veían abocadas muchas mujeres trans y travestis. Baby enseguida percibió el potencial que estas palabras que ya estaban en el aire tenían como herramienta de resistencia. Pensó que había que tomárselo un poco más en serio.

En 1992, durante una reunión para hablar de prevención del HIV, propuso crear una cartilla para compilar todas esas palabras. “Queríamos tener un manual para enseñar a las más jóvenes que iban a llegar, para usarlo en días de acciones policiales”, explica; así que Baby, que por entonces trabajaba en la noche de Río de Janeiro, creó una especie de congreso con las prostitutas de Lapa, Glória y Copacabana. “Cada una trajo un poquito”, recuerda. Ese repertorio se condensó en el libro Diálogo de bonecas (Diálogo de muñecas), que Baby organizó y que supone el primer registro escrito del pajubá. Ese mismo año nació ASTRAL, la Asociación de Travestis y Liberados, primera asociación trans de Brasil y de Latinoamérica. La cartilla del pajubá sirvió para ‘evangelizar’ a las compañeras, pero también trajo un efecto indeseado: el dialecto empezó a conocerse en otros círculos.

De la marginalidad a la cultura pop

Al final, fue inevitable. Poco a poco, el idioma secreto de las trans y travestis fue adoptado por toda la comunidad LGTBI. En 2006, los periodistas Fred Libi y Angelo Vip publicaron Aurélia, diccionario de la lengua afilad’, que se vendió como el primer diccionario de expresiones gays de Brasil. Parodiaba al célebre Aurélio, el respetado diccionario con el que crecieron generaciones de brasileños. Más recientemente, la cantante y activista travesti Linn da Quebrada publicó un aclamado álbum titulado Pajubá, y el año pasado participó en Gran Hermano, llevando muchas expresiones a las casas de las familias en hora de máxima audiencia.

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El doblaje en portugués del famoso reality RuPaul’s Drag Race también incorpora muchas palabras del pajubá, que hace cuatro años incluso se coló en las pruebas de acceso a la universidad. Más de cinco millones de estudiantes tuvieron que responder sobre los requisitos que hacen que este “patrimonio lingüístico” tenga status de dialecto. La extrema derecha montó en cólera y el entonces ministro de Educación tuvo que salir a dar explicaciones.

Pero lo cierto es que el pajubá ya forma parte del día a día sobre todo en círculos de amigos gays, donde palabras como mona (mujer o gay afeminado), bofe (hombre heterosexual o gay activo),  (algo malo) o bafo (un cotilleo muy fuerte) ya están muy asimiladas.

Para el profesor de la Universidad Federal del Oeste de Bahía (UFOB) Carlos Henrique Lucas Lima, el pajubá, más que una lengua o un dialecto, es una cultura, ya que no se entiende sin las vivencias sociales y culturales de una parcela muy concreta de la comunidad LGTBI. “Y particularmente de personas racializadas, personas no blancas; eso no es algo de menor importancia”, apunta el autor del libro Lenguajes Pajubeyras: re(ex)sistencia cultural y subversión de la heteronormatividad.

Muchas de las primeras hablantes del pajubá eran asiduas a terreiros de umbanda y de candomblé, las religiones afrobrasileñas, espacios seguros donde no eran perseguidas y que servían de refugio a las no pocas que tenían que salir de casa al revelar su identidad. Entre ritos dedicados a los orixás y a los caboclos, las travestis fueron incorporando las palabras. Para Lima, ese proceso de “antropofagia” fue clave y no debe olvidarse, por mucho que el pajubá ya haya entrado en los dominios de la cultura pop.

Discriminación laboral a la comunidad trans – Universidad Nacional Arturo  Jauretche

Baby, que ahora coordina desde el estado de Piauí el Fórum Nacional de Transexuales y Travestis Negros y Negras (Fonatrans), y dice haber inventado muchas de las palabras del dialecto, dice que hubo algo de apropiación cultural y que no se reconoce el papel de las pioneras como es debido: “Hoy en día me siento feliz de ver el pajubá hasta en las telenovelas, pero es triste que no se haga una búsqueda más activa de la ancestralidad”, lamenta.

 

Fuente: El País

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