El líder de la ultraderecha austriaca, Herbert Kickl, este domingo tras votar en Purkersdorf. Foto: FILIP SINGER (EFE)
La ultraderecha ha ganado este domingo por primera vez unas elecciones parlamentarias en Austria y lo ha hecho con su mejor resultado histórico. El Partido de la Libertad (FPÖ) consigue el 29.2% de los votos, lejos de una mayoría para gobernar, pero supera a los democristianos (ÖVP), que lideran el Ejecutivo y sufren un fuerte retroceso hasta quedarse en segundo lugar con un 26,5%. El líder ultra, Herbert Kickl, ha celebrado lo que llama “el milagro azul”, el color del partido, mientras le esperaban los militantes en la fiesta preparada en Viena. El canciller conservador, Karl Nehammer, encarnó la otra cara de la moneda: “La meta que me había marcado, de ser el primero, no la he alcanzado. Es amargo”. Los socialdemócratas (SPÖ) tampoco levantan cabeza y firman su peor registro con un 21%; los liberales de Neos crecen un poco hasta el 9% y Los Verdes, ahora el socio menor del Gobierno, bajan a un 8%.
Los ultras superan el resultado que alcanzó su líder más carismático, el fallecido Jörg Haider, en 1999, con quien Kickl comenzó a trabajar en la formación preparando discursos y estrategias en las últimas décadas del siglo pasado. Aquel año, el 26,9% de votos dejó al FPÖ en segundo lugar y tuvo que permitir que los conservadores encabezaran como terceros el Ejecutivo. Batir aquella marca era un objetivo declarado de Kickl (55 años), que el viernes pasado eligió para cerrar su campaña la simbólica plaza de San Esteban, como en su momento hizo Haider, cuyas declaraciones relativizando el nazismo escandalizaron a Europa. Kickl, que reivindica su legado, aspira a ser ahora el Volkskanzler, canciller del pueblo (un término de resonancias nazis).
El FPÖ se ha recuperado de la dura caída de 2019, cuando las sospechas de corrupción lo dejaron en un 16,2% y acabaron con la carrera de su líder de entonces, Heinz-Christian Strache. Este domingo ha dado un salto de 13 puntos porcentuales.
Su líder se mostraba durante el escrutinio dispuesto “a tender la mano” para pactar un Gobierno. En las redes sociales le llovían ya las felicitaciones de otros partidos ultras, como el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen, Vox o Alternativa para Alemania, mientras los dirigentes de los demás partidos austriacos volvían a rechazar una colaboración con él. El FPÖ de Kickl no tiene opciones de gobernar en solitario. Y socialdemócratas, Los Verdes y los liberales han rechazado pactar con un partido radicalmente antiinmigración, euroescéptico y prorruso que no ha dejado de verse confrontado con acusaciones de xenofobia y antisemitismo.