La preocupación cunde en el Gobierno porque el mayor de sus problemas, el de más difícil solución, el más riesgoso en términos electorales y el que más inerme lo deja en la discusión retórica con el cristinismo, la inflación, no da señales de mejoría. Consultoras privadas dan cuenta de un Índice de Precios al Consumidor (IPC) que se habría ubicado en mayo en torno al 5%, un número inferior al 6,7% de marzo y al 6% de abril, pero demasiado elevado en la comparación interanual. Para peor, en junio comenzará a sentirse el impacto de la suba de tarifas y en el segundo semestre, probablemente, una aceleración de la pauta de devaluación del tipo de cambio oficial.
La escalera descendente –6,7%, 6%, ¿5%?– será aprovechada por Martín Guzmán para reforzar su narrativa de que el fenómeno comienza a ceder, pero un mayo semejante enviaría el índice anual al orden del 70% –por ahora– y obligaría a reabrir más adelante incluso las paritarias mejor negociadas.
El ministro de Economía acaba de asumir la responsabilidad de ejecutar el ajuste de tarifas: desplazó de esa tarea a la tropa de línea que responde a Cristina Fernández de Kirchner. Asimismo, se apoderó de la Secretaría de Comercio Interior, en la que Guillermo Hang reemplaza a Roberto Feletti. Todo eso significa más poder, al menos en lo inmediato, pero, también, una exigencia personal mayor de entregar resultados. Y pronto.
El INDEC entregará el dato oficial el próximo martes 14, lo que –todo lo indica– hará recrudecer la interna oficial y multiplicará las voces que piden la salida de Guzmán.
Las consultoras que siguen mes a mes la inflación coinciden en el trazo grueso. Para la Fundación Libertad y Progreso, el aumento de los precios fue el mes pasado del 5%, lo mismo que para Focus Market. Un dato que registraron ambas preocupa especialmente: el costo de la comida se sigue disparando, lo que perjudica a los sectores sociales de menores ingresos. Así, en la medición de la primera, el rubro Alimentos y Bebidas subió por encima del promedio, un 5,2%, mientras que en la de la segunda lo hizo en línea con este: 4,9%.
Según el seguimiento de Consumidores Libres, la canasta de 21 productos básicos trepó el mes pasado 4,56%.
Especialistas destacan que un mayo tan caliente debería encender las alarmas, porque se trata de un mes que no es especialmente sensible en materia de precios. Asimismo, destacan que sus expectativas para el año se empinan ya por encima del 70%, algo que podría reflejarse en la próxima edición del Relevamiento de Expectativas de Mercado que realiza el Banco Central, que en su edición anterior ya registró un salto hasta el 65%.
En junio comenzará a impactar el incremento de las tarifas de luz y gas, lo que podría dar lugar a otra ronda de remarcaciones.
El problema es que la meta de acumulación de reservas pactada con el Fondo Monetario Internacional (FMI) parece cada vez más alejada de las posibilidades reales del Central, lo que hace esperar que la pauta de minidevaluaciones del tipo de cambio oficial –crawling peg– se acelere en el segundo semestre, después del impacto de las tarifas. De concretarse, eso sumaría otro ingrediente al combo.
Guzmán sabe que se le acaba el tiempo para reclamar paciencia. La inflación, el aspecto electoralmente más sensible de la realidad económica –especialmente para el peronismo–, tiene que empezar a bajar. La pregunta es si su enfoque es apto para eso y ya no es solo el cristinismo el que la formula.
Fuente: Letra P