Olha Bukhno, limpiadora de 65 años, dice que durante la reciente escalada de ataques reza todas las noches. “Por favor”, pide al cerrar los ojos y apelar a los cielos, “que sea tranquila”.
Junto a su cama hay una bolsa con objetos esenciales: documentos, comida seca y agua. Cuando suena la alarma, corre escaleras abajo hasta el sótano de su edificio y busca cobijo. Hace casi dos semanas, los restos de un misil derribado cayeron en el edificio contiguo al suyo en el distrito de Darnytsia de Kiev, y provocaron un gran incendio.
“Todas las noches tenemos miedo”, dijo mientras se le escapaba una lágrima.
Cuando suenan las alarmas, algunos vecinos se ven consumidos por el miedo e imaginan la peor situación posible que podría ocurrir: desplazamientos, quedar atrapados bajo los escombros, morir. Otros se refugian en la apatía y se quedan despiertos en la cama mientras se oyen explosiones en el aire.
“¿Qué podemos decir? Todo el mundo está agotado”, dijo Oleksander Chubienko, farmacéutico en Darnytsia, describiendo el ánimo de sus clientes estos días.
Rusia realizó otra ronda de ataques sobre Kiev la madrugada del lunes, con una combinación de drones y misiles de crucero. Más de 40 objetivos aéreos fueron derribados en el 15mo ataque nocturno contra la capital este mes, indicó en Telegram el responsable de la administración militar de Kiev, Serhii Popko. Restos de los proyectiles rompieron el tejado de un edificio residencial en el distrito de Podlisk, aunque no había reportes inmediatos de bajas.
“Otra noche difícil para la capital”, dijo el alcalde de Kiev, Vitaly Klitschko.

Los ataques cada vez más frecuentes forman parte de una nueva campaña aérea rusa contra la capacidad contraofensiva de Kiev, según expertos y funcionarios ucranianos.
El incremento se percibió tras el 19 de abril, justo después de que Ucrania anunciara que había recibido misiles Patriot de fabricación estadounidense, un deseado escudo nuevo contra los ataques aéreos rusos. Los observadores señalaron que la nueva intensidad de los ataques rusos parecía tener como objetivo sobrepasar y atacar esos nuevos sistemas.
El ataque del 16 de mayo causó daños “menores” a un sistema antiaéreo Patriot cerca de Kiev, según las autoridades estadounidenses, que dijeron que seguía estando operativo.
Pero los sistemas de defensa no pueden proteger a los civiles de todo daño. Los restos de los misiles rusos destruidos han caído sobre los civiles, provocando incendios y lesiones.
Para muchos en la ciudad, el sonido de la alarma antiaérea va acompañado de las notificaciones constantes en Telegram, la app preferida en Ucrania para compartir los últimos datos sobre los ataques aéreos. A cada actualización, “otro llega desde el este”, “¡más lanzados desde el mar! ¡Pónganse a cubierto!”, la gente responde con un emoji que expresa palabras malsonantes.
Pero a menudo, las estimaciones que hacen los civiles sobre qué hacer a continuación varían mucho. Algunos se quedan en casa, resignados a su destino, mientras otros huyen hacia lugares más seguros.
En Darnitsya, los restos del incendio se veían amontonados en un gran contenedor de basura. Había restos chamuscados de madera y aislamiento bajo el sol de primavera, mientras pasaban familias con niños y los vecinos charlaban sobre los últimos chismes.
Rusia lanza misiles contra Kiev
Una nueva andanada de bombardeos rusos se abatió este lunes sobre Kiev, que provocó que los residentes corrieran a los refugios en uno de los hasta ahora infrecuentes ataques diurnos contra la capital ucraniana, en tanto hubo también un bombardeo masivo en Shebekino y algunas aldeas cercanas en la provincia de Belgorod, en territorio ruso, que el Kremlin atribuyó a fuerzas ucranianas.
Asimismo, en otra tanda de bombardeos anoche en el oeste del país, las autoridades ucranianas admitieron que los ataques alcanzaron una instalación militar en la región de Jmelnitski, según una de sus escasas declaraciones sobre blancos militares impactados. Por otra parte, Rusia aseguró haber bombardeado anoche «aeródromos» en Ucrania y «destruido» todos los objetivos.
«Todos los objetivos designados fueron destruidos», dijo el ministerio ruso de Defensa, sin precisar el lugar de los ataques. «Fueron alcanzados puestos de mando, puestos de radar, así como material aeronáutico, instalaciones que servían para almacenar armas y municiones de las fuerzas armadas ucranianas», agregó.
En Kiev, las sirenas aéreas resonaron esta mañana, seguidas de una decena de explosiones hacia las 11.10 locales (las 5.10 en la Argentina), constataron periodistas de la agencia de noticias AFP.
«Explosiones en la ciudad, en barrios del centro», escribió en Telegram el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko.
«Después de prolongados ataques, únicamente nocturnos, (Rusia) golpea una ciudad pacífica durante el día, cuando la mayoría de sus residentes estaban en el trabajo o en la calle», dijo Sergii Popko, jefe de la administración militar de Kiev, en Telegram.
La gente corría para cobijarse en una estación del metro en el centro, mientras se oían las explosiones, constataron periodistas de AFP. Muchos residentes se habían acostumbrado a ignorar las sirenas, pero los numerosos ataques de este lunes sembraron el pánico. Rusia ha intensificado sus bombardeos contra la capital ucraniana desde principios de mes, pero hasta ahora eran casi siempre durante la noche.
Restos de misiles derribados cayeron en al menos tres barrios situados en el norte y el este de la capital, causando un incendio, según la administración militar.
«En total, 11 misiles de tipo Iskander-M e Iskander-K fueron lanzados desde el norte» contra Kiev y su región, dijo el jefe del Ejército ucraniano, Valery Zalujni.
«La defensa antiaérea destruyó todos los objetivos», indicó el oficial en Telegram.
Horas antes, la administración regional de Jmelnitski, en el oeste de Ucrania, indicó que un bombardeo ruso nocturno había dañado una instalación militar, dando a entender que se trataba de un centro de almacenamiento o un aeródromo del Ejército.
«Las tropas rusas golpearon varios lugares incluyendo una instalación militar en la región de Jmelnitski», indicaron las autoridades en las redes sociales.
La administración local informó que el ataque provocó «incendios en un depósito de combustibles» y daños en equipos militares y sugirió que una pista de aterrizaje también quedó impactada.
«Cinco aparatos del aire quedaron fuera de servicio», precisó la fuente, sin dar más detalles. No trascendió ninguna cifra sobre posibles víctimas.
Se trata de una de pocas veces en que las autoridades ucranianas han admitido pérdidas militares, desde que Moscú lanzó la invasión en febrero de 2022.
Esta incursión en el oeste forma parte de un bombardeo ruso masivo contra el país, en la noche del domingo al lunes, un día después de un intento de ataques con drones sin precedentes contra Kiev.
«Esta noche, los ocupantes atacaron instalaciones militares e infraestructuras esenciales» de Ucrania, y lanzaron «hasta 40 misiles de crucero» desde aviones sobre el mar Caspio y «unos 35 drones» desde el norte y el sur, había indicado Zalujni.
Con sus constantes bombardeos, los rusos «buscan agotar la defensa antiaérea» ucraniana y «mantener a la población en un estado de profunda tensión psicológica», afirmó la administración militar de la ciudad.
Por otra parte, testigos afirmaron que bombardeos masivos cayeron esta mañana en Shebekino y algunas aldeas cercanas en la provincia de Belgorod, en territorio ruso. Así lo informaron varios testigos a los canales rusos de Telegram, según los cuales se trata de ataques sin precedentes a cargo de fuerzas ucranianas, si bien el Gobierno de Volodimir Zelenski insiste en que sus acciones bélicas son de defensa de su propio territorio ante la invasión rusa, pero no de ataques en suelo vecino.
El conocido bloguero disidente ucraniano Anatoly Shari habla de ataques «destructivos» a la infraestructura local, recogió la agencia Ansa.
Shebekino, cerca de la frontera con Ucrania, también fue bombardeada durante el fin de semana, con un civil muerto y tres heridos, incluida una niña de 15 años, informó la agencia Ria Novosti.
Esta mañana los residentes de Shebekino y los pueblos de Murom y Novaya Tavolzhanka recibieron una nueva alarma a través de un mensaje de texto invitándolos a refugiarse en las habitaciones subterráneas. Poco después, se reanudó el fuego de artillería ucraniano.
“Putin está armando jaleo de nuevo”
Pavlo Chervinskyi, de 45 años, le dice a su hija de cuatro años que todo es un juego cuando las ventanas del apartamento vibran con el estallido distante de las explosiones nocturnas. Cada vez que hay un ataque aéreo, la lleva al pasillo y espera a recibir luz verde para regresar a casa.
Con cada estruendo, le dice que “Putin está armando jaleo de nuevo”, en referencia al presidente de Rusia, Vladímir Putin. Es mejor que intentar explicarle lo que ocurre en realidad, dijo mientras la niña hacía castillos de arena en el parque del vecindario. No es exactamente mentira, explicó. “Cada noche nos someten a un juego de ruleta rusa”.
Aun así, dijo, es mejor evitar decirle toda la verdad a su hija. “Es mejor que sea una broma entre nosotros”, comentó. “Ahora está acostumbrada, y no se asusta”.
La niña durmió durante los ataques del fin de semana, comentó el empresario. “Al menos alguien descansa”, añadió con una sonrisa cansada.
Mariana Yavolina, fisioterapeuta, tuvo la mala suerte de mudarse al complejo residencial en Darnitsya el día del ataque. Regresó a su nuevo apartamento pasada la medianoche. La alarma antiaérea seguía sonando, pero Yavolina estaba harta.
Se tumbó en el sofá y miró al techo, su primer momento de reposo en un largo día. Las explosiones se oían a lo lejos.
Una, después otra. Miró a su app de Telegram para mirar las actualizaciones.
“Intento no tomármelo tan en serio”, dijo Yavolina. “Es muy molesto, y si quieres vivir tu vida no puedes dejar que te consuma todo el tiempo”.
Poco a poco esa noche, se convenció de que podía dormir.
La siguiente detonación remeció todo el apartamento, despertándola de golpe. Fuera, columnas de humo ocultaban la vista mientras las llamas salían del tejado del edificio contiguo. El hedor a quemado era abrumador.
Pronto llegaron bomberos y policías, que prohibieron que nadie tomara videos de los daños. Pero Yavolina grabó de todos modos y le envió las imágenes a un amigo que sirve en el ejército.
“Sólo flores”, respondió él, una expresión local que significaba que podría haber sido mucho peor.
Fuente: AP (SAMYA KULLAB) – AFP – TELAM – France 24