4 diciembre, 2024 22:17
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Joe Biden renunció a su reelección presidencial en EE.UU.

El deslucido desempeño del presidente Joe Biden en el debate abrió la puerta a la incertidumbre política de cara a la convención de nominación demócrata en agosto. Credit…Kenny Holston/The New York Times

Ahora que el presidente Joe Biden se retiró de la contienda presidencial, la cuestión que se plantea el Partido Demócrata ya no es si puede ser sustituido como candidato. La pregunta es cómo hacerlo.

El proceso es complicado y abre la puerta a la incertidumbre política de aquí a agosto, cuando los delegados demócratas se reúnan en su convención para votar por un nominado.

Biden tiene el poder de liberar a todos los delegados comprometidos que haya acumulado. Cuando lo haga, esos delegados serán libres de votar por quien quieran. Eso podría llevar a una convención abierta, una situación inusual en la política estadounidense moderna.

Esa perspectiva plantea muchas preguntas.

No hay una respuesta clara. Pero, según las entrevistas con dirigentes y estrategas del Partido Demócrata, hay dos posibilidades.

En primer lugar, el partido podría unirse en torno a Kamala Harris, la vicepresidenta, como fuerza unificadora en tiempos de crisis. Ese sería el camino más fácil. Ha sido investigada y es bien conocida entre los demócratas. Ya ha participado en una campaña nacional. Y podría hacerse cargo del aparato de campaña y de la cuenta bancaria de la campaña Biden-Harris.

Algunos demócratas han argumentado que nombrar directamente a un candidato es arriesgado, y dicen que el partido estaría mejor con una competición y un proceso de selección más democrático. Eso requeriría que otro candidato ingresara en la contienda. Si eso ocurriera, podrían celebrarse foros en todo el país con la anuencia del partido, en los que un moderador interrogaría a los candidatos ante una audiencia televisiva. A falta de eso, los candidatos podrían embarcarse en una campaña nacional de un mes, recorriendo el país para solicitar el apoyo de los delegados y delegaciones estatales.

La persona clave para tener en cuenta es Harris. Si se convierte en la candidata de consenso, respaldada por Biden y otros líderes demócratas, los posibles competidores con ambiciones a la Casa Blanca tendrán que tomar una gran decisión: desafiarla, en una maniobra arriesgada que podría provocar divisiones perjudiciales dentro del partido, o mantenerse al margen en nombre de la unidad demócrata.

El Partido Demócrata cuenta ahora con un amplio abanico de jugadores emergentes, además de Kamala Harris. Entre los posibles candidatos a considerar hay un puñado de gobernadores: Gretchen Whitmer de Míchigan, Josh Shapiro de Pensilvania, Gavin Newsom de California, J. B. Pritzker de Illinois y Andy Beshear de Kentucky. Otros posibles candidatos son Pete Buttigieg, secretario de Transporte, y los senadores Amy Klobuchar, por Minnesota, y Cory Booker, por Nueva Jersey.

Biden puede recomendar a sus delegados lo que deberían hacer y, dada su posición en el partido, tiene mucha influencia. Pero no controla a sus delegados: no puede decirles por quién votar el mes que viene. Y siendo la política del partido lo que es, lo más probable es que se decanten por quien crean que tiene más posibilidades de derrotar a Trump. Esta persona es Kamala Harris, y Biden ha dicho hoy que la respalda.

Pero cualquier intento de nombrar directamente a su sucesor podría desencadenar batallas ideológicas y generacionales en el partido, debilitando potencialmente al candidato final en su enfrentamiento contra Trump.

Biden y Harris han recaudado cientos de millones de dólares en fondos de campaña en los últimos dos años. Ese dinero se ha destinado a la campaña de Biden, al Comité Nacional Demócrata y a varias organizaciones demócratas estatales. Al 30 de junio, esas organizaciones disponían de 240 millones de dólares. La mayor parte de ese dinero podría ponerse al servicio del próximo candidato.

Hay una gran excepción. La campaña Biden-Harris tiene, al 30 de mayo, 91 millones de dólares. Si Harris es la candidata, ese dinero es suyo. Si es otro candidato, el dinero de Biden-Harris podría devolverse a los donantes (algo muy poco probable) o transferirse a un súper PAC federal, que podría gastarlo en nombre de la candidatura demócrata. Uno de los candidatos que se libraría de estas trabas es Pritzker, un multimillonario que podría financiar la campaña por su cuenta.

El Partido Demócrata está a punto de ver si puede imitar al Reino Unido: organizar unas elecciones de enormes consecuencias en poco más de un mes. Los demócratas se reunirán en Chicago el 19 de agosto para su convención de nominación; está previsto que el nominado pronuncie su discurso de aceptación el 22 de agosto. El partido establece las reglas y nada es inamovible, pero todo tiene que estar decidido antes del 22 de agosto. Una complicación más: el Comité Nacional Demócrata había estado presionando para que se celebrara antes una votación nominal virtual con la esperanza de resolver cualquier duda sobre Biden antes de la votación oficial.

Fuente: The New York Times

Maggie Astor colaboró con reportería.

Adam Nagourney es reportero de política nacional para el Times y cubre la campaña de 2024. 

Jennifer Medina es reportera política del Times radicada en Los Ángeles. Se centra en las actitudes políticas y el cambio demográfico. 

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