El papa Francisco preside la misa inaugural del Sínodo de Obispos, en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el 4 de octubre de 2023. (AP Foto/Andrew Medichini)
El papa Francisco desafió este miércoles a los líderes mundiales, instándolos a comprometerse para frenar el cambio climático antes de que sea demasiado tarde, y advirtió que la creación de Dios, que se calienta cada vez más, está llegando rápidamente a un “punto de no retorno”.
En una actualización de su histórica encíclica de 2015 sobre el medio ambiente, el pontífice aumentó la alarma sobre el daño “irreversible” que se ha causado ya a la población y al planeta y lamentó que, una vez más, los más pobres y vulnerables sean quienes pagan el precio más elevado.
“Ya no podemos detener el enorme daño que hemos causado. Solo estamos a tiempo para evitar daños todavía más dramáticos”, advirtió.
Empleando datos científicos precisos, argumentos diplomáticos agudos y algo de razonamiento teológico, Francisco presentó un imperativo moral para que el mundo abandone los combustibles fósiles y adopte energías renovables con medidas que sean “eficientes, obligatorias y fácilmente controlables”.
“Se nos pide nada más que algo de responsabilidad ante la herencia que dejaremos tras nuestro paso por este mundo”, dijo.
La encíclica de 2015 fue un punto de inflexión para la Iglesia católica, la primera vez que un papa empleaba uno de sus documentos de enseñanza de más peso para replantear el debate climático en términos morales.
En ese documento, que ha sido citado por presidentes, patriarcas y líderes políticos e impulsó un movimiento activista dentro de la Iglesia, Francisco pedía una revolución cultural audaz para corregir un sistema económico “estructuralmente perverso” en el que los ricos explotan a los pobres convirtiendo la Tierra en un “inmenso montón de inmundicia”.
Contra los negacionistas
Francisco carga en su escrito contra los negacionistas del cambio climático: «Por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes».
«Nadie puede ignorar que en los últimos años hemos sido testigos de fenómenos extremos, períodos frecuentes de calor inusual, sequía y otros quejidos de la Tierra, que son solo algunas expresiones palpables de una enfermedad silenciosa que nos afecta a todos».
Reprendió a quienes, incluso dentro de la Iglesia, dudan del consenso científico sobre las emisiones de gases de efecto invernadero, desmontando sus argumentos de forma sarcástica y mostrando su impaciencia con su mentalidad de beneficios a toda costa.
Reprochándoles su confianza en “datos científicos supuestamente sólidos”, dijo que los argumentos de los negacionistas sobre la posible pérdida de empleos derivada de una transición hacia las energía renovables eran falsos. Y citó datos que muestran que el incremento de las emisiones y el correspondiente aumento de la temperatura global se han acelerado desde la Revolución Industrial, y especialmente en los últimos 50 años.
“Ya no se puede dudar del origen humano — ‘antrópico’ — del cambio climático”, aseveró.
Aunque advirtió que “ciertos diagnósticos apocalípticos” pueden no tener fundamento, añadió que la inacción ya no es una opción. La devastación está ya en marcha, apuntó, incluso con algunos daños “irreversibles” causados ya a la biodiversidad y la pérdida de especies que solo se acelerará a menos que se toman acciones urgentes ahora.
«Burlas irresponsables»
El Papa reitera también la responsabilidad del hombre en estos fenómenos climáticos globales, pues «una abrumadora mayoría de científicos especializados en clima sostienen esta correlación y sólo un ínfimo porcentaje de ellos intenta negar esta evidencia». Y subraya que el problema es que «las negociaciones internacionales no pueden avanzar significativamente por las posiciones de los países que privilegian sus intereses nacionales sobre el bien común global».
«Terminemos de una vez con las burlas irresponsables que presentan este tema como algo solo ambiental, verde, romántico, frecuentemente ridiculizado por los intereses económicos», apunta. Francisco señala que aunque «las soluciones más efectivas no vendrán sólo de esfuerzos individuales sino ante todo de las grandes decisiones en la política nacional e internacional», «todo suma» y también es necesario un cambio en forma de vida y en las convicciones de las sociedades.
El documento se parecía poco a una exhortación papal y recordaba más a un reporte científico de la ONU o a un discurso en una protesta climática de los jóvenes activistas del movimiento “Fridays for Future”. Tenía un tono firme y directo y sus notas al pie hacían muchas más referencia a los informes climáticos de la ONU y la NASA y a sus encíclicas previas, que a las Escrituras.
Fuente: AP – DW
Borenstein informó desde Washington.