Estados Unidos es un país repleto de armas en posesión de particulares. Cada año reportamos sobre decenas de casos de tiroteos en lugares incongruentes: supermercados, universidades, iglesias, discotecas, escuelas primarias. Solo hay que pensar en el tiroteo de Uvalde, Texas, sucedido hace un año. Esa «libertad» de circular armado fue defendida hace unos meses por la precandidata presidencial de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, y más recientemente por el también precandidato Javier Milei.
Por Elda Cantú
Pero en los últimos días ha llamado la atención otro tipo de tragedia, al parecer cada vez más frecuente: los casos en los que alguna persona se acerca por error a un lugar y es recibida con disparos.

Así le sucedió a un adolescente negro de Misuri que se equivocó de calle al ir a recoger a sus hermanos menores a casa de unos amigos, y tocó el timbre en otra dirección. Recibió dos disparos y ahora se recupera de una operación. Credit…Charlie Riedel/Associated Press
En Texas, unas porristas fueron baleadas cuando, por error, intentaron subirse a un auto parecido al suyo en un estacionamiento. Una de ellas resultó herida de gravedad.
Para comprender mejor estas protecciones legales vale la pena visitar dos conceptos: la “doctrina del castillo” y las leyes para “defender tu posición”, conocidas en inglés como las leyes stand your ground.
La doctrina del castillo, explica nuestro colega Adeel Hassan, “está arraigada en la idea de que la residencia de cada persona es su castillo y que, por lo tanto, tiene el derecho de protegerse mientras lo habita”. Por otro lado, las leyes de “defender tu posición” son más amplias y no solo aplican a las viviendas, sino a todos los lugares que una persona tenga el derecho legítimo de ocupar.
La evidencia internacional desmiente claramente la posición de Milei. En EE.UU. la delincuencia no disminuye, y es uno de los países con mayor cantidad de delitos del mundo, con la mayor libertad de portación de armas.
“Aquí se dispara primero”, dijo un vecino de un condado en Florida en donde se registró uno de estos incidentes hace poco, “y se pregunta después”. ¿Eso es lo que queremos?
Fuente: The New York Times – Propias (EGI)