por Julián Guarino
Director de Ámbito Financiero
El presidente Javier Milei prepara un paquete de anuncios y medidas para el primer día hábil que le tocará gobernar: el 11 de diciembre. La novedad es que el shock fiscal será la única gestión inmediata que podrá comprometer. Se enviará al Congreso una ley de reforma del Estado. Se eliminarán once ministerios.
El resto de las promesas electorales deberá esperar para más adelante. Puesto en un idioma claro, el ajuste fiscal deberá reemplazar al resto de las reformas que aún no pueden ser abordadas. No habrá dolarización (aunque se sostiene la promesa). No habrá unificación cambiaria, ni desarme del cepo. Tampoco habrá recorte de la inflación y no es probable una baja de impuestos.
En rigor, tal como lo anticipó el líder de La Libertad Avanza, podría tener lugar lo contrario: un reacomodamiento del dólar, una actualización en tarifas (recorte en subsidios), combustibles y hasta un salto en el precio de otros bienes y servicios. La inflación a velocidad crucero. El shock de Milei apunta a lograr equilibrio financiero (resultado primario + intereses de la deuda) de las cuentas públicas.
Quizás por eso, en las últimas horas, Milei decidió revivir con más fuerza la idea de que privatizará empresas públicas o con participación estatal. Ese arco narrativo podría ayudarlo a reforzar la paciencia de su electorado, ansioso por comprobar un impacto tangible que ayude en la delicada realidad de los bolsillos. Acaso anticipándose a potenciales reacomodamientos y desconociendo acuerdos vigentes, empresas alimenticias registraron aumentos que se ubican entre 20 y 30% con respecto a las últimas semanas.
Con este pronóstico coincide Enrique Cristofani, expresidente del banco Santander y asesor de Patricia Bullrich. En las últimas horas, emergió su nombre para ocupar algún puesto clave. Cristofani piensa que, para ordenar la economía, primero hay que ordenar lo fiscal. Señala que el déficit se financia con impuestos, y que la carga tributaria excede en 7 puntos del PBI la de los países vecinos. En su opinión, esto trae más deuda y default mediante, se cierra el crédito. Por último, dice, el déficit se cubre con emisión, lo que trae inflación.
Leliq y salto discreto
Hay más. El ex funcionario Luis “Toto” Caputo -que aún conversa la posibilidad de sumarse a un eventual ministerio de Economía y hasta participó de un zoom con el FMI- es el encargado de sondear la chance de reunir unos u$s 15.000 M para financiar el desarme de las Leliq. Son casi 3 veces la base monetaria.
En opinión de Milei, resolver el interrogante de las Leliq es condición necesaria -pero no suficiente- para unificar las cotizaciones del dólar, desandar el cepo cambiario y evitar una estampida inflacionaria. En esa línea, cabe pensar: si no hay posibilidad de desarmar el cepo, pero el ministro Massa ya dio la señal que mantendrá el crawling peg (hay dólar exportador por algunos días), ¿qué posibilidades puede tener un salto del dólar oficial a partir del 10 de diciembre que apunte a mitigar el atraso cambiario pero sin expectativa de unificación?
Contactos con el Fondo: la visita de Kaplan
Otro dato importante es que comenzaron los contactos con el Fondo Monetario Internacional. Por un lado, el último jueves, en la despedida de Jorge Argüello en la embajada argentina en Washington, se hizo presente Michael Kaplan, discurso mediante. Kaplan es Secretario Adjunto del Hemisferio Occidental del Departamento del Tesoro de EE.UU., y una de las voces totalmente indispensables si se quiere “recalibrar” las metas del programa con el FMI.
Kaplan tuvo buenos conceptos con la Argentina, y dicen los que estuvieron allí que fue toda una señal de apoyo en la previa. Este dato llegó a oídos de candidato a ocupar la jefatura de Gabinete del próximo gobierno de Milei. Hablamos de Nicolás Posse, quien en las últimas horas ya se puso en contacto con el Fondo y parece, será uno de los encargados en la relación con el organismo multilateral. En noviembre estaba prevista una revisión de las cuentas argentinas y en diciembre hay que pagar u$s 900 millones.
Queda, también, por ahora, la pregunta por el Mercosur. En el encuentro que tuvo lugar ayer entre el presidente Alberto Fernández y el presidente electo Javier Milei, Fernández le advirtió que el próximo 7 de diciembre estará en Brasil, con la finalidad de asistir a una reunión del Mercosur. Como es obvio, el anfitrión de ese encuentro será Lula da Silva. Si bien el presidente en ejercicio le dijo a Milei de la importancia de sostener la relación con Brasil, por ahora no hay señales de un reacomodamiento en la conversación bilateral entre Milei y Lula.
Se buscan u$s 15.000 millones y un ministro
Sigue vigente la búsqueda de un ministro de Economía. Ya se habló de Luis “Toto” Caputo, quien habría dicho que no, pero de todas formas participó del zoom con el FMI. Si bien en la lista de candidatos suenan Federico Sturzenegger, Luciano Laspina (avalado por Macri), y hasta el ex director del Central, Demian Reidel, pareciera que hay otros referentes del mundo económico que se mantienen expectantes: Emilio Ocampo estaría al frente del Banco Central, Guillermo Nielsen llegará a la Argentina en algunos días y Horacio Liendo trabaja en una propuesta.
Dólar y después
La expectativa por un reacomodamiento de las cotizaciones empujó en las últimas horas a los dólares financieros. Anoche, el periodista Lautaro Maislin le preguntó al presidente Javier Milei por el dólar blue, que en la previa superó los $1000. “¿Es caro o barato?”, lo consultó Lautaro. “Decir que un precio es caro o barato es fatalmente arrogante”, le respondió Milei.
“Un economista cree en el mercado, el precio del mercado es el precio correcto siempre”, sentenció Milei
Por otro lado, las fuertes subas en la bolsa porteña y en Nueva York con los activos argentinos deja algún mensaje. “El mercado decidió pagar las industrias de petróleo y gas y de servicios públicos, que tienden hoy a ser sensibles al atraso de precios y tarifas reguladas”, señalaron en Delphos. Sostienen que, un escalón atrás, quedaron papeles de carácter defensivo que ya habían premiado previo a las elecciones (TXAR y ALUA), a los bancos, “que debieran ser los más sensibles a los ajustes macro esperados entre los próximos uno o dos años”.
Fuente: Ambito