21 noviembre, 2024 12:51
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Orno y Cima

En su monumental estructura vidriada, Orno -que nació originalmente como pizzería en Olivos-, viró a cantina con reminiscencias italianas con un menú pensado y desarrollado por el chef Juan Orsini. En los altos está Cima, el bar de Orno, donde uno puede comenzar disfrutando de uno de los creativos cócteles de Flavia Arroyo. Lo que se dice, «matar dos pájaros de un tiro» con una muy buena relación precio calidad.

Orno (así, sin «h») nació como pizzería napoletana en Olivos, a mediados de 2019. Su paso a CABA era cuestión de tiempo y, luego de una obra monumental, abrió sus puertas la sucursal palermitana el año pasado.

 

El local elegido, justo enfrente de la parrilla más mediática del país, era el que ocupaba un restaurante llamado «La Popular». Pese a mantener parte de la fachada original, lo que más llamó la atención durante la obra fue una estructura con forma de pirámide truncada por la mitad, toda vidriada, que termina en la planta alta, donde el restaurante se hace barra de cócteles.

Este Orno en particular no fue nunca una simple pizzería, sino que su permanente evolución significó que las pizzas de tipo napoletana y Detroit, solo fueran una parte de la propuesta, hoy virada hacia la cocina ítalo porteña de cantina.

Guadalupe García Mosqueda, titular del grupo que también maneja Casa Cavia y Asadero, armó un equipo joven y talentoso, conducido por el chef Juan Orsini (que tuvo un largo paso por Casa Cavia), y la bartender del Grupo Mezcla, Flavia Arroyo, que se hizo cargo de crear asimismo la coctelería de Cima, el bar de Orno, ubicado escaleras arriba.

En el caso de nuestra última visita, Juan y Flavia nos invitaron a comenzar la experiencia degustando uno de los creativos cócteles creados por esta joven y talentosa bartender.

A esta altura, a uno de tanto andar y andar, en muchos lugares ya le conocen los gustos y eso permite que no tengas que elegir entre tantas opciones de nombres singulares y preparaciones originales. Todo queda a criterio de tus anfitriones. Allí mismo, en Cima, se pueden degustar algunas de las opciones de la carta de la cantina, pero en nuestro caso eso quedó para el salón de la planta baja.

La onda es juvenil, porque lo que hay acompañamiento de música, no demasiado fuerte como para no permitir escuchar y ser escuchado. Y eso es bueno. Algunos días de la semana, a partir de las 22:00, suelen organizar bingos y karaoke. De manera que quienes desean participar de estas actividades, deberán reservar en el segundo turno.

El chef, Juan Orsini, también un «viejo» conocido (por el tiempo y no por la edad, en su caso), nos armó una degustación de varios platos como para tener una idea acabada de la propuesta general. Esta vez sin las pizzas, que ya conocíamos de antemano.

Al sentarse a la mesa, traen pan a leña con manteca salada, en tanto que Flavia nos presentó el vermut en pingüino con soda de sifón, por supuesto.

 

En el rubro «A Picar», encontramos yuca frita con sus tres salsas; stracciatella, tomatitos cherry asados, pesto y pan al horno de barro; deliciosos arancini de hongos; carpaccio de lomo ahumado; fritatta de zucchini, y buñuelos de espinaca con alioli.

Para que no extrañen los habitúes desde la apertura, están las empanadas en cinco variedades, el pan de ajo y fainá al peperoncino.

En «A Comer» aparecen los principales, enmarcados en la onda ítalo porteña. Por ejemplo, esa moda que se va haciendo costumbre y con mucho éxito, que es juntar en un mismo plato pasta y milanesa, acá aparece como spaghetti alla chitarra con milanesa de lomo. También hay un vacío del centro con espinacas salteadas al ajo y papas fritas.

Más «italianas» son las berenjenas a la parmesana, la pasta fatta in casa con pomodoro, y spaghetti con polpettine (albóndigas o meatballs). Hay además una pesca del día que se sirve con muhammara (puré de pimientos especiado, puerros asados y avellanas tostadas).

Todo da lugar a que el chef exprese su creatividad sin ceñirse a las tradicionales recetas italianas. Algo distinto, en todo caso, lo que no deja de ser positivo para diferenciarse del resto.

 

Están, claro, como siempre, las pizzas, del estilo Detroit y napoletana (éstas últimas solo de noche). Al mediodía, de miércoles a viernes, tienen un menú de dos o tres pasos con platos que cambian con frecuencia.

De la barra de la cantina, salen siete «clásicos recargados», surgidos de la creatividad de Flavia, al tiempo que se pueden pedir cócteles para los más tradicionalistas dentro de la línea de los más clásicos.

Muy original, por caso, el «Orno espresso», que lleva vodka, licor de café, Frangelico y café espresso. Ideal para el fin de cena.

Hay tres postres italianísimos: affogatozabaglione con nueces garrapiñadas, y el infaltable tiramisú. Y para beber, varias opciones de vermut, cerveza en latas o tirada, y una carta de vinos nutrida en la que no faltan algunas etiquetas italianas a precio muy razonable.

Orno, desde su apertura ha marcado una evolución positiva, que derivó en esta propuesta de cantina ítalo porteña con una muy buena relación precio calidad. Y quien busca un clima festivo, solo tiene que anotarse para participar del bingo y el karaoke. Para todos los gustos, sin dudas.

Orno – Dirección: Guatemala 4701, esquina Gurruchaga. Teléfono: 11 4195 2117. Horarios: martes a domingos de 12.00 a 16.00, y de 19.00 a 00.00. IG: @ornopizzeria

Fuente: Fondodeolla

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